La Capilla de Santa Ana fue edificada a continuación del desaparecido Hospital para eclesiásticos pobres. La puerta de acceso al interior del patio se abre con un arco de medio punto de gran dovelaje y enmarcado por un alfiz con ménsulas que se quiebra en el lugar donde está tallada una pequeña escultura, en la parte superior, representando a Santa Ana, la Virgen y el Niño.
El interior se abre con un patio y, a su izquierda, con la capilla de forma cuadrangular con techumbre de madera de estilo mudéjar y decoraciones de época renacentista.
Destaca en el centro de la misma el sepulcro del fundador de dicha capilla, Juan González del Real, nativo de la localidad y capellán de los Reyes Católicos. Esta capilla fue fundación privada y estaba unida con el hospital para recoger pobres eclesiásticos de la localidad.
Juan González falleció en 1530 y la capilla fue la morada de sus restos. Según su testamento, dejaba a cargo de un capellán las misas casi diarias que debía decir por su ánima así como de la administración de sus bienes que pasaban por el control de los gastos generados por la capilla y el hospital.
Desde mediados del siglo XVIII, esta capilla fue la sede de la primera hermandad de Nuestra Señora de los Remedios y donde se hacía especial hincapié en los preparativos de la llegada de la Virgen a esta capilla, el viernes de las fiestas patronales.