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¿Qué ocurre cuando no sé qué hacer con alguno de los miembros de mi familia?

Todo avanza muy rápido. Apenas nos levantamos por la mañana y ya es de noche, y estamos preparando las cosas para el día siguiente. Casi notamos que nos falta la respiración.

Entre tanto, tensiones de todo tipo han cruzado nuestro ánimo: nuestros hijos, sus estudios, sus amigos, actividades extraescolares, las contestaciones, el orden de sus cosas, los medios electrónicos, … Si no fuera suficiente: el tráfico, el trabajo, mi jefe, ese compañero que me carga, la comunicación con mi pareja, y un largo etcétera.

Y en ocasiones más que no saber qué hacer con alguien, lo que no sé es que hacer conmigo mismo.

La Escuela de Familia no es el lugar de las "recetas mágicas".

Pero pretende ir tratando todas estas situaciones para que llegado ese momento, tengamos recursos para poder afrontarlas.

¡Por eso te esperamos!

Para afrontar la realidad. Para ver qué nos agobia. Para observar cómo lo resuelven otros. Para no sentirnos solos.

La perspectiva que tenemos es simple: “Cada uno de los miembros de la familia es una persona”.

Con todo lo que eso significa: “es un ser que tiene valor por sí mismo”.

Independientemente de si es padre, madre, hijo, abuelo, … Sin que importen las circunstancias sociales, personales o familiares en las que esté. A pesar de los defectos que tenga.

Que necesita vivir apoyada en los demás miembros de su familia. Que está llamada a jugar un papel importante en la vida de otras personas.

Que es amada y necesita ser amada, a la vez que experimenta el amor de forma imperfecta: sabe que puede querer más a los demás, y quiere ser querida cada día más, sin límite.

En definitiva, que anhela el Absoluto, a Dios, por eso necesita un amor sin límite.